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Women from different social organizations participate in the march against gender violence in Quito, Ecuador. November 25, 2021. Photo: UN Women/Johis Alarcón
Women from different social organizations participate in the march against gender violence in Quito, Ecuador. November 25, 2021. Photo: UN Women/Johis Alarcón

Poniendo fin a la violencia contra las mujeres y las niñas

La violencia contra las mujeres y las niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas a nivel global. Tiene un impacto devastador en la salud, la seguridad y el bienestar de las mujeres y las niñas, además de afectar profundamente a las familias, comunidades y sociedades en su conjunto. Frente a su alarmante prevalencia y consecuencias, es esencial priorizar la prevención como una estrategia clave para erradicarla.

En las últimas décadas, hemos avanzado en la comprensión de cómo prevenir la violencia de género y las soluciones que funcionan para reducir este tipo de violencia. Investigaciones y datos han demostrado que es posible reducir la violencia contra las mujeres y niñas al abordar sus causas profundas y factores de riesgo.

Prevención: Detener la violencia antes de que ocurra

Prevenir la violencia significa actuar antes de que suceda o, en casos donde ya exista, reducir la frecuencia y la gravedad de futuros episodios. Las iniciativas de prevención pueden tener enfoques diversos:

  • A nivel comunitario o poblacional, dirigidas a grupos amplios sin distinción de antecedentes.
  • A nivel específico, orientadas a personas o grupos en mayor riesgo, como familias en situaciones de estrés, con problemas de salud mental o consumo de sustancias.
  • En contextos de violencia existente, apoyando directamente a quienes ya enfrentan esta situación para evitar su repetición.

La prevención, centrada en la eliminación de las causas estructurales y culturales de la violencia, es la herramienta más efectiva y sostenible para lograr un cambio a largo plazo.

Respuesta: Apoyo y rendición de cuentas

Responder a la violencia implica brindar apoyo y servicios esenciales a quienes han sido afectadas. Esto incluye mejorar las capacidades de las instituciones para ofrecer atención oportuna y garantizar que los responsables rindan cuentas.

Sin embargo, los servicios de respuesta, aunque imprescindibles, no bastan para reducir las altas tasas de violencia actuales. La prevención sigue siendo el enfoque más eficiente y con mayores beneficios a largo plazo para erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas.